domingo, 18 de mayo de 2008

Tres Versos Para una Historia.

Para el mundo la dictadura de Pinochet destaca por sobre otros gobiernos totalitarios, no porque se trataba de un régimen Fascista, sino que además de eso se crearon organismos de Estado que apuntaban al extinción de la ideología Marxista, mediante métodos como la tortura y el exterminio de quienes tenían un pensamiento orientado hacia la izquierda. No conforme con ello los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas de Chile persiguieron, torturaron, encarcelaron, exoneraron, desterraron, asesinaron y desaparecieron a todo aquel que se opusiera a la dictadura.

Ante el dolor que provoca la perdida, fueron muchos quienes denunciaron estos actos en plena dictadura como la Iglesia Católica, Federaciones de Estudiantes, Organizaciones generadas al interior de las poblaciones, Familiares de detenidos desaparecidos y familiares de ejecutados políticos principalmente.

Los testimonios musicales hechos canción son el fiel reflejo de esta época oscura de Chile. Canciones como “Santiago de Chile” de Silvio Rodríguez, y “Yo pisaré las Calles Nuevamente” de Pablo Milanes, junto con otras tantas de distintos artistas que se sensibilizaron ante estos hechos como “Ellas bailan Solas” de Sting son el fiel reflejo de cómo el mundo miraba estos actos de injusticia y cobardía.

Los representantes de la Nueva Canción Chilena que se encontraban en el exilio y los gestores del Canto Nuevo que se encontraban en chile, fueron los principales encargados de promover esta cruda realidad que vivía el territorio chileno. Así es como nacen canciones testimoniales de quienes vivieron desterrados donde destacan: “Mi Patria” de Eduardo Carrasco y Fernando Alegría en la interpretación de Quilapayún, “Cuando me acuerdo de mi país” de Patricio Manns y “Reflexiones sobre el exilio” de Ángel Parra entre muchas otras tantas, al igual que en los testimonios de primera fuente se encuentran: “Nos Fuimos quedando en silencio” de Schwenke y Nilo, “Simplemente” de Santiago del Nuevo Extremo, “Yo te nombro Libertad” de Isabel Aldunate y “El hombre es una flecha” de Eduardo Peralta.

El grupo Illapu con “Tres Versos para una Historia”, consistente en tres textos unidos en una sola canción, es quizá el más crudo de todos los testimonios musicales de esa época oscura, ya que refleja el vivo dolor de aquellos que tuvieron que crecer con un padre, una madre, un hermano un esposo o esposa ausentes y que en mucho tiempo no supieron qué pasó con ellos. Es increíble que a estas alturas haya quienes todavía no encuentran los cuerpos de sus seres queridos.



Tres Versos Para una Historia


I. La Historia de Manuel.
Andrés Márquez.

Aquí vivía un hombre ayer
Hoy vive sólo su hijo Manuel
Busca a su padre quiere saber
Adónde puede su llanto arder.
Tenía cinco años el día aquel
Su madre dijo de viaje fue
Nada ha cambiado del cuarto aquél
Sobre la cama yace un clavel.
A cada noche y amanecer
Corre hasta su cuarto buscándole
Su madre dice hijo Manuel
Tal vez mañana, tengamos fe.
Creció soñando el día ver
El de su cuento de anochecer
Su madre entonces dijo Manuel
Sólo lo cierto lo ha de traer.

II. Hasta Siempre Amor.
Osvaldo Torres.

Desde esta celda donde el odio ha confinado
la sonrisa, amada mía
yo me desangro en la ausencia de tus manos
y me duermo, con tu Universo
que es fuerza y vida en la esperanza de los hijos
que quedaron
Pero si muero en la desdicha de no verte más
Levántate, recógeme
No ha sido en vano el sacrificio de la carne
Levántate, recógeme
No ha sido en vano el sacrificio de la carne
Hasta siempre amor
Hasta siempre.

III. Soy Parte de Esta Historia.
Roberto Márquez y Patricio Valdivia.

Usted me busca
Y no me encuentra
Pero yo estoy aquí
Soy como usted
No he desaparecido
Yo soy reflejo vivo
Escucho trenes de prisa
Y gritos de vendedores
Usted me busca
Y no me encuentra
Pero yo estoy aquí
Jamás me fui
Juan terminó la escuela
Y aunque muy tarde sea
Irá buscando la verdad
Usted y él, me encontrarán

Ves yo estoy aquí
Donde jamás me fui
Estoy aquí
Y a veces canto
Te puedo ver sola bailando.
Para que nadie pierda la memoria
Porque soy parte de esta historia
Están mis hijos, mi mañana Mi mañana, mi mañana.







Aquí una versión en vivo

miércoles, 14 de mayo de 2008

Manifiesto

Todo mundo sabe que la música es vinculante, es por ello que dentro nuestro círculo de amigos existen gustos parecidos en cuanto a estilos.

Al momento de encontrarme con gente que escucha Trova la conversación fluye por si sola y ésta llega a extenderse por muchas horas, pues son muchas las canciones que citar y para qué hablar de quienes las crearon. En estas tertulias son citados figuras como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Vicente Feliú, Violeta Parra, Victor Jara, Augusto Blanca, Chico Buarque, Alí Primera, Atahualpa Yupanqui, Alfredo Zitarrosa, etc. También las voces más jóvenes donde suenan nombres como Jorge Drexler, Carlos varela, Ismael Serrano, Alejandro Filio, Fernando delgadillo y Frank Delgado por nombrar algunos. La cosa se complica cuando comienzan a colarse otros que no tienen mucho merito para ser llamados trovadores, pero que por el hecho de hacer sus propias canciones, reciben el rótulo de cantautores (y para muchos, decir cantautor es igual a trovador).

He tenido la posibilidad de entrar a foros donde recomiendan trovadores a considerar, donde he visto sugerencias que invitan escuchar a cantautores chilenos como Pablo Herrera, Keko Yungue o Alberto Plaza. Todo Chileno amante de la Nueva Trova Cubana, el Bossa Nova, la Nueva Canción Chilena y todos aquellos derivados que en algún momento floreció por toda América Latina, sabe que estos mal llamados trovadores se encuentran a la altura de Cristian Castro, Sin Banderas, Ricardo Arjona, Enrique Iglesias y ¿para qué seguir detallando?

Es verdad que en estas últimas décadas los límites de la trova se han ido confundiendo con la música hecha para efectos netamente comerciales. A mi modo de ver las cosas, no por tocar guitarra y hacer canciones se le puede llamar trovador a cualquier persona. Y ruego que no vengan con aquel comentario imbecil donde citan a la trova provenzal, pues ésta no se puede comparar con la mierda que día a día se escucha en las radio emisoras.

A pesar de ser muchos los testimonios de los que realmente trovan he querido dejar una bella canción de Victor Jara donde hace la distinción entre los que dicen cantar desde el alma y los que realmente lo hacen.


Manifiesto
Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.

Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas.

Aquí se encajó mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.

Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,
que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.

Ahí donde llega todo
y donde todo comienza
canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva.







Esta es una versión de Pedro Aznar junto a Congreso


Raices Andinas en una versión muy bella


Una versión en guitarra


Inti Illimani Homenajeando a Victor con su su
"Canto de Las Estrellas"